miércoles, 11 de marzo de 2009

EL CUARTO AZUL



Caminando sin rumbo por este mundo de paredes azules sin realidades ocultas ni verdades inciertas, caminé, vagué, me perdí y sin mas explicación, encontré los sueños de gente fuera de si, perdidos al igual que yo, vagando y mostrándome sus más intimas telarañas de sombras y gritos, dolor y desesperación, sus pensamientos, sus mas ocultos deseos carnales, sus ilusiones; pero lo que mas me perturbo, fue la tranquilidad de un recuerdo fugaz que uno de ellos me lanzó con una mirada atroz.

Con sólo mirarme se adentró en mi ser, en mi alma, sentí un escalofrió que recorría lenta y desesperantemente todo mi ser, es mortificante solo recordarlo, aún siento el frio que sentí esa noche, me paralizo al igual que en ese momento con el simple hecho de pensarlo nuevamente, en fin, ¿en que iba? ah si!, con esa mirada desquiciada, pude ver todo lo que ese ser inhumano me pudo mostrar, quería que sufriera como el lo hacía, una por una me fue mostrando sus mas aterradoras pesadillas.

Un rostro enorme apareció frente a mis ojos repentinamente, mi respiración se agitó, mi corazón palpitaba desesperadamente, era aterrador, horrible, asqueroso en cierto punto, sin embargo quedé hipnotizada por esos enormes ojos amarillos, la niña era color negro, se podía ver el vacío y la frialdad de su alma en cada milímetro de esas enormes ventanas de la perdición; no se si era parte de estar bajo el hechizo de esos ojos o fue algo externo lo que produjo en mi una sensación de debilidad, mi cuerpo desfallecía, traté de huir en cuanto los grandes ojos apartaron su vista de mi, pero me fue imposible, mis piernas pesaban una tonelada cada una, era imposible siquiera moverme un milímetro, trate de gritar de desesperación, mi voz se había ido, desesperadamente volví a intentar gritar, lo cual me fue imposible esta última vez sentí unas manos heladas que rodeaban mi cuello, me sujetaba tan fuerte que no podía tragar saliva y mucho menos respirar, intenté e intenté zafarme de ahí, no pude, mis brazos pesaban aún mas que mis piernas, sentí como mi esencia se agotaba segundo a segundo, estaba muriendo.

Al parecer este extraño ser solo quería verme sufrir, me soltó y caí casi inconsciente, tirada sobre, lo que creía yo era suelo firme, pude sentir como todo comenzó a moverse, parecía un temblor, cuando recobré mis fuerzas trate de correr, buscaba una salida, algo que me sacara de esta horrible pesadilla, mi corazón se podía ver tras mi blusa, era exagerada mi forma de respirar, a ratos me faltaba el aire, por otros momentos mi respiración era obstruida, sentía que había demasiado aire, como cuando vas a gran velocidad y sacas la cabeza por la ventanilla del automóvil y algo te impide respirar, casi te ahogas, pues así me paso pero ninguna corriente de aire sacudía mi cabello.

El piso comenzó a caer tras mis pasos corría sin salida ni rumbo, al fin me rendí tras el cansancio, caí y mientras bajaba sentía un calor que aumentaba conforme la caída avanzaba, mi piel comenzó a no soportar el calor que de pronto se convirtió en una horrible bola de fuego que rodeaba mi piel, sentía como mi carne se quemaba, mis gritos de dolor eran mudos y sin sentido, nadie podía salvarme, era una hoguera y me estaban quemando viva, mi carne se consumió y aun yo seguía gritando de dolor, mi esqueleto se retorcía, mis huesos al fin se calcinaron, la ultima porción de mí desapareció junto con el intenso fuego que me rodeaba, todo quedo en calma y yo seguía tirada en medio de estas paredes azules.

Lo más horrible fue enloquecer, me perturbó tanto. Pasó el tiempo y se presentaban oportunidades de salir en libertad, jugaban conmigo al igual que un experimento, al igual que una rata de laboratorio, abrían una puerta en la pared mas lejana del rectángulo azul, me llamaba con una luz cegadora, corría y corría, nunca logré llegar antes de que esta se cerrará, esperaba horas para que otra puerta se abriera, cuando llegaba a pasar ocurría lo mismo y lo mismo y lo mismo y lo mismo, hasta que enloquecí.

Hasta mi mente jugaba conmigo, arranqué mis extremidades una por una, solo una mano me quedó, dolía, y mucho!, pero era necesario, si no lo hacía los otros no volverían por mi, litros y litros de sangre salían donde antes estaban mi brazo, mis piernas, la sangre no era suficiente, al parecer no podían olerla, era muy poca.

El tiempo pasó la sangre aun salía pero era aún muy poca, mis uñas eran grandes y filosas, así que con ellas logré sacar mas sangre de mi estomago, de mi cuello, era desesperante, si ustedes hubieran estado en mi situación hubieran hecho exactamente lo mismo, un ojo era suficiente, tal vez si olían mis órganos en combinación con mi sangre regresarían por mi, mi corazón latía y esta vez pude verlo, jugaba con el y comencé a hacer trenzas con mis tripas y con mis arterias vacías hice un hermoso chaleco que uso hoy en día.
He perdido la noción del tiempo, no se que día es, que hora ni si volverán algún día por mi. Sigo perdida en este cuarto azul, llegan y llegan mas victimas, ninguna es la elegida, necesitamos su sangre y ninguna ofrece mas, somos demasiados los que vagamos en la habitación azul, perdidos, caminando, algunos gritan, algunos creen que son libres y quieren volar, unos más se sientan tristes esperando que ellos lleguen y nos lleven a la realidad; Yo esperó que algún día pueda volver a ver la luz real sin tener que arrastrarme de puerta en puerta viéndolas cerrarse ante mis ojos, sin tener que gritar al recordar como caí en esta infernal casa de locos, en este cuarto azul.