jueves, 12 de febrero de 2009

EL HOMBRE QUE LE MIRABA



Cotidianamente bajo la sombra de los sueños de algún rey, virrey, conde o Dios, comenzó a imaginar su música, movimientos, colores y sabores, que en ese instante no pretendía experimentar.
Vio pasar al menos 200 personas en 15 minutos todas ellas a prisa, corriendo, con caras largas, de seguro estaban cansados de sus días tan pesados.
El paisaje era hermoso y ninguna de esas personas se tomo 2 segundos para contemplarle, obviamente tiempo era lo que menos tenían, varios en pares, grupos de 4 o mas, algunos otros solos, pero ninguno podría admirar lo que ella admiraba, la vista era la misma para todo aquel que pasara frente a ella, pero indudablemente ella lo veía todo diferente.
A pesar del ruido, la muchedumbre, el calor y el cansancio ella sonreía, respiraba grandes y profundas bocaradas de aire, quizá no el más puro de su región pero si uno de tranquilidad, al menos para ella.
Ahí fue cuando lo vio, enigmático y simplemente resplandeciente, cruzando el mar de gente que los separaba, se observaron por largo tiempo, tratando de adivinar que pensaba el otro, adivinando sus gestos, tratando de descifrar sus movimientos; ella quería, en varias ocasiones, sonreírle, pero las dudas y la distancia se lo impedían, sin mencionar su increíble timidez.
El por su parte trato muchas veces de tomar la iniciática y cruzar el peligroso mar de gente que con prisa lo detenía, pero igual que ella las dudas se lo impedían, podría estar esperando a alguien, quizá ni siquiera había notado su presencia, tal vez no quisiera conocerle en lo mas mínimo y seria rechazado una vez mas.
Así que se quedaron mirándose como antes de los arranques de iniciativa fallidos, ambos solos y simplemente admirando lo salvable del mundo que les rodeaba; se encerraron en un mundo donde omitían los gritos de oferta de la señora que vendía sus productos a unos cuantos metros de donde ella estaba, los niños gritando y corriendo, otros cuantos que lloraban a pulmón abierto por el capricho del nuevo juguete de moda, la gente enfurecida por un simple pisotón, accidente, por supuesto cosa que el accidentado no comprendía y en su enojo gritaba y empujaba a plan de pelea.
Todo era simples murmullos que se escuchaban tenuemente a lo lejos y dentro de su burbuja lo único que se escuchaba eran sus pensamientos, conversaciones con el otro, todas ellas imaginarias, acciones que podrían pasar si alguno tomase la iniciativa de dirigirse la palabra.
No se conocían y sin embargo tenían esa fuerte necedad de querer hablarse, el misterio y la imaginación eran su pincel para este cuadro de soledad.
Podría haber pasado más de un día y ellos sentían que el tiempo se había detenido para observarlos.
Rompiendo al fin su burbuja de misterio paso un gran bulto negro corriendo y a gran velocidad, o al menos así lo deseaba, golpeando por error al enigmático hombre que cruzaba la multitud , lo tiró y quedo tumbado con la espalda prácticamente adherida al piso, al ver tal accidente ella salto de su sombra y trato de correr para ver si se encontraba bien aquel hombre que cruzaba su mirada, en su desesperación golpeo accidentalmente varias personas con las que se cruzaba, finalmente logro llegar con el hombre tirado en la acera, lo vio inconsciente, no había sangre, pero su gran imaginación, combinada con su paranoia hizo que pensara lo peor, quitando de jalón en jalón a los chismosos que lo rodeaban llego hasta su cuerpo inmóvil, tocos sus manos y trato de ver si había pulso en sus muñecas, su respiración se agito cada vez mas, sus propias manos temblaban al esperar lo terrible, casi palideció al no encontrar pulso alguno en sus muñecas, procedió rápidamente al cuello, trato y trato, pero inútilmente recorrió su cuello sin resultado alguno, no sentía su pulso, termino al fin de palidecer la mujer, pronto la gente rodeo sus cuerpos y sin saber cuando, el ambiente enmudeció, no sabia que hacer, ya que no le conocía en lo absoluto, sus emociones se confundían unas a las otras, su rostro pálido e inmóvil comunicó a la gente frente a ella la terrible noticia, el hombre que le miraba había muerto. Casi sin pensarlo la mujer de rostro blanco frente al cadáver se puso de pie y se marcho dejando al que imagino en unas horas una conversación agradable y amistosa, dejando al hombre que le miraba.

1 comentario:

Gerardo Sánchez dijo...

pues esta bonito, aunque un poco simple el final de chavo, algho exgarado que muera por un empujon, asi quisiera matar a mis enemigos ja. todo lo demas muy bien. cuidate